21 octubre 2011

Hojas informativas LTbD 2009 - Peeping Tom: El año pasado en Marienbad.

Entre 2008 y 2009, La Trampa del Bulevar estuvo muy activa publicando hojas informativas que se regalaban en gigs, sesiones de vinilos y en el cineclub que teníamos todos los lunes. Además, aprovechábamos la tiendita de Cine Arte de la Plaza de la Tecnología (¡saludos, Johnny Tatuajes, likely lad!) para repartir algunas copias. Una de estas hojas era Snap!, sobre música, modernismo y las cosas que sucedían en la ciudad (Snap!, por cierto, está de regreso circulando en las calles con un nuevo número.) La otra hoja informativa era Peeping Tom, mucho más rudimentaria, sobre cine. De esta sólo hubo tres números. Rescatamos aquí un texto que apareció en la edición de enero de 2009 acerca de un clásico, El año pasado en Marienbad (1961) de Alain Resnais. Pura ingenuidad y pasión. De eso se ha tratado siempre.

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Los enigmas son poderosos. Casi nunca podemos con ellos. Uno se engancha de por vida en la obsesión o los abandona frustrado.


Dirigida por el genio Alain Resnais y con un guión legendario del Alain Robbe-Grillet, ‘El año pasado en Marienbad (L’année dernière â Marienbad, 1961) es, sin duda, una de las películas más enigmáticas de todos los tiempos. Y por ende, una de esas películas que obligan a tomar extremos: se le ama o se le odia. Una película de culto extraña, con una estructura de círculos concéntricos cuyo misterio parece nunca terminar.

Dos personajes sin nombre (X y Y en el guión) se encuentran en una vacación en un hotel obscenamente lujoso y frívolo, amplio y laberíntico, espléndido y aterrador. Todo un personaje más. X insiste a Y que se conocen desde un año atrás, cuando se encontraron en Marienbad. Y, presuntamente casada con otro hombre que también está en el hotel, dice no recordar nada. ¿Quién tiene la razón?

En este lugar, el ocio de los juegos de cartas, un juego de palillos (en el que es imposible ganar) y las conversaciones superfluas se convierten en intrincados juegos mentales, en recuerdos inventados (o tal vez no) y en diálogos completamente cautivadores, que hacen imposible sentarse una sola vez ante tal maravilla. ‘Marienbad...’ no puede pasarse por alto por su estilizada composición visual, pero tampoco por el enigma que mueve (¿o estatiza?) la trama.

Para unos, es una posible reflexión sobre la realidad y sus inconsistencias. Para otros, un ensayo fútil sobre casi nada, sin mucho fondo y mucha forma. Nosotros estamos con que es una obra de arte en toda regla; uno no se sienta a verla, sino que se enfrenta a ella.

¿Es el guión sólo un pretexto para realizar los planos más elegantes jamás hechos? ¿O hay de verdad un secreto de fondo en estos juegos de los personajes? ¿Se conocieron el año pasado en Marienbad o no? Incluso guionista y director tenían opiniones encontradas.

Compleja en narrativa y un logro visual impresionante, es una de esas películas de justificado culto que no pueden dejarse pasar. Pocas veces un escenario resulta tan perturbador en el cine – el hotel de El Resplandor (Kubrick, 1980) es un buen ejemplo y punto de comparación. Marienbad es una maldita maravilla. Una de las películas más subvaluadas de todos los tiempos.

Marienbad ha sido reverenciada y parodiada constantemente en la cultura popular. Como detalle, el videoclip To The End (1995) de Blur es un homenaje a la obra maestra de Alain Resnais.