23 julio 2008

Chewing Gum Weekend 2008, Ciudad de México.

Por segundo año consecutivo, la Ciudad de México fue sede del Chewing Gum Weekend, evento anual que, ojalá, se convierta en una buena costumbre. Dos noches (18 y 19 de julio 2008) de música y estilo Mod/Sixties que se agradecieron como se debe: agitando el esqueleto hasta decir basta.

Este año fue un festival genial que hizo honor a su excelente nombre (contrario al año pasado, debemos decirlo, que no nos gustó). Dos días de pura buena música en vivo, en vinilo y además una reunión necesaria con buenos amigos.

Allí estuvimos, por supuesto. Una crónica de cómo lo vivió La Trampa del Bulevar, a continuación:

Día 1.

Salimos de nuestro León temprano en autobús el viernes. Un percance en la carretera nos retrasó la salida de la ciudad por una hora entera, así que llegamos retrasados a la Ciudad de México, pero con muchos ánimos. Tomamos, de la terminal, el metro al apartamento prestado donde íbamos a quedarnos. Nos cambiamos y salimos de nuevo al metro. Tras un largo recorrido, nos bajamos en Metro Revolución. Al bajar, nos encontramos con un grupo de Skinheads muy bien vestidos para la fiesta y, como supusimos que iban a lo mismo que nosotros, les preguntamos hacia dónde debíamos ir. Por supuesto que sabían dónde era la fiesta y nos dieron indicaciones, prometiéndonos que nos veríamos después.

Llegando al lugar (el Bar Grotesk) había muchísima gente ya afuera esperando a que abriera el lugar. Muy buena ropa, muy buenos peinados... se respiraba un muy buen ánimo. Fuimos saludando a gente que ya conocíamos del año pasado y mucha más que conocíamos sólo por la Internet. Fue bueno ver que gente que sólo habíamos visto en ciber-fotos existiese en carne y hueso. Nos lo pasamos charlando y saludando a los viejos y nuevos conocidos hasta que, por fin, abrieron la puerta. Casi todo el mundo entró como desesperado y ya adentro, el ambiente era de pura expectación. Todos estaban dispuestos para la fiesta y al fondo del lugar (en un primer piso) ya estaban preparados los instrumentos para las bandas. En una esquina cerca de los baños se encontraba Ruffy, autor del nuevo libro (único en latinoamérica) Aggro: Reggae + Skins = TNT vendiéndolo en un improvisado stand. Por supuesto, nos hicimos de uno y esperamos reseñarlo pronto.

La música comenzó a sonar y mucha gente comenzó a bailar; otros sólo a beber. Tras muchos minutos se subieron a escena los Robots From The Moon, banda capitalina de Reggae cósmico que comenzó a calentar motores. El sonido no impecable, pero el ánimo de la banda y los presentes sí.

Después de ellos, ¡Los Ovnis! Garaje mejicano original de los 60. Todas unas leyendas vivientes. Es increíble que estos señores de sesenta y tantos años toquen de ese modo. Incluso llegaron en sus rugientes motos. Su set incluyó muchas versiones (a The Animals, Sam Cooke -aunque atribuyeron Shake a Eric Burdon-, los Stones y su clásica versión de Enciende mi fuego de The Doors, que aunque no son santos de nuestra devoción, suenan genial en voz de don Armando Vázquez); pero también canciones originales de su aclamado y muy coleccionable disco "Hippies" (1968) como
Te doy tu lugar.

T
ras los clásicos de rigor y los covers en español, ya completamente ambientados, llegaron Los Rampart’s, que debutaban esa noche. Su R&B sucio nos gustó muchísimo. Nos desgarramos la garganta cantando clásicos como Baby Please Don't Go. Una actuación muy poderosa.


Y al final tocó a Los Padrinos! subirse a escena. Son nuestra banda, de León, así que fue bueno verlos de nuevo en la Ciudad de México. Sin embargo, la guitarra comenzó a fallar, los micrófonos a apagarse y el sonido fue de mal en peor, pero eso no importó para que hicieran algunos destrozos en un gig sin pies ni cabeza, pero MUY divertido, lleno de caídas, maracas rotas y mucho raw power. Tanto que en My Generation muchos asistentes tomaron el micrófono para cantar gritando y al final músicos de los Rampart’s se subieron con ellos a hacer una errática versión de Louie Louie.

Todavía después, Mod TJ1 (gran amigo que vino desde Tijuana) fue protagonista con su DJ set que nos puso a brincar como locos con su selección psicodeliciosa y de buen gusto. Además de él, durante la noche, estuvieron en la tornamesa -o al menos eso decía el programa, estábamos tan entrados en la fiesta que no nos fijamos- Attack Bisont (de Puebla), Fat Man, Ernesto Fuzz On y el siempre misterioso (¿será?) Blue Demod. La noche terminó así, aunque aún la comitiva leonesa decidió irse a unos tacos callejeros para cerrar la noche (el día, más bien, porque terminamos temprano en la mañana) y prepararse para la siguiente.

Día 2.

Anduvimos como zombies todo el día callejeando y cuando llegó la noche, nos encaminamos al Centro Histórico de la Ciudad de México, donde la fiesta sería en un noveno piso de un edificio sin ascensor. ¡Qué importaba! Íbamos subiendo guiándonos por la música que ya sonaba arriba. Esa noche fue sólo de selectores y vaya que lo hicieron bien. La noche fue casi dominada por los sonidos jamaicanos, pero cuando hubo Soul no faltaron ni el talco ni las piruetas. Hubo mucha cerveza, pláticas con buenos amigos, una vista impresionante de la Ciudad de México, horas y horas de bailar sin parar y hasta uno de nosotros terminó comprándole un 7" de Carla Thomas a nuestro amigo Beto...

Quien no se divirtió esa noche merece el mote de Amargado.



Tras las tornamesas estuvieron - así, nada más- Chris Morgan, Rick Kendrick (de los InCiters), Mr. Ryha White (que puso a brincar a todos), el Tritón Soundsystem, Dante Soulcialista (que causó polémica al iniciar su set con I Wish de los Babyshambles... ¡nosotros le celebramos el detalle!) y Moisés Underground (gracias, mate).

¿A quién le importa otra cosa? La verdad… estamos aquí por esto: por el amor a la música, nuestra música y lo demás es complemento. Hay a quienes les obsesionan que las corbatas tengan un milimetraje exacto; hay quienes se apasionan por el cine de época; hay quienes sólo quieren bailar y pelear; hay quienes vienen y van. Y todo se vale. Siempre y cuando nos una lo que siempre nos ha unido: ese sonido inigualable de los discos que giran rápido y no tanto. Hemos regresado a León con un buen sabor de boca y ganas de más.
If the kids are united...

Gracias a los organizadores, especialmente Moisés y Lisette, que nos trataron muy bien (aunque nos deben ese fanzine.)

Nos vemos el año entrante. ¿A que sí?

06 julio 2008

Television Personalities: "I Was A Mod Before You Was A Mod".

Hace poco cuando surgieron, de la nada, los Arctic Monkeys, hubo un ridículo rumor que decía que esta banda era en realidad un nuevo proyecto de Dan Treacy. Mientras que a muchos este nombre no les dice nada, es una influencia importantísima para nombres más conocidos como The Jesus & Mary Chain o Pavement. O tal vez habría qué aclarar que Dan Treacy es equivalente a hablar de Television Personalities.

Y si se decía que Dan Treacy estaba detrás de los Simios, es porque el Mr. I Love Mia Farrow estaba desaparecido hacía ya algunos años, aquejado por una enfermedad mental - y (casi) nadie sabía qué sería de él. Una leyenda muy propia del hombre que en su primer disco cantaba que sabía dónde vivía Syd Barrett. Todo se quedó en un rumor, pero sirvió de pretexto para revisitar los discos de la banda que "pudo haber sido más grande que los Beatles" - y que sí regresó hace unos tres años a grabar y reclamar lo que es suyo, felizmente.

Pero hoy nos ocupa "I Was A Mod Before You Was A Mod" (1995) que, está bien, tal vez no es el mejor de Television Personalities. O tal vez sí. Con todo, es un álbum muy especial, el último de los TVP's antes de la desaparición de Treacy, e incluso, se dice que un esfuerzo casi solista. Y se nota la desesperación y la melancolía en guitarrazos distorsionados y recitaciones con cerrado acento. Con todo, tiene una desfachatez que Treacy atribuía a ser un mod (y parafraseo): "Es poder vestirse con botas altas sin importar lo que los demás digan" (!!). Para él, mod era sinónimo de juventud y de energía desbordada por la música. ¿No tiene razón?

Y aunque el álbum no sea ortodoxo con la cultura y la música mod (el único coqueteo con el soul, por ejemplo, se encuentra en la percusión de la canción del título) sí captura la actitud y mentalidad de confusión adolescente, rabia y exhibicionismo de, let's say, Jimmy Cooper, por tomar un lugar común.

Tan ruidoso y bizarro como puede parecer a primera oída, "I Was A Mod..." es bastante introspectivo y desesperado. Aunque también hay ironía en todos lados. El primer corte As John Belushi Said, que comienza con un dramático piano, se convierte en un sketch que igual tiene de humor negro que de auténtico enojo ("Pero sé que dormiré todo lo que necesito cuando esté muerto"). Además, nos regala una de mis líneas favoritas, ever: "No soporto a Michael Stipe" (¡yo tampoco!). Muy en esta vena es también Little Woody Allen, que retrata al comediante en su nñez, sin jugar con los demás niños, tras una máquina de escribir que quiere estar en las películas para conocer a las actrices.

A Stranger To Myself ("soy un peligro para mí"), A Long Time Gone ("no sé si pueda cambiar, tengo miedo de joderlo todo") y Evan Doesn't Ring Me Anymore (la historia de dos que se conocen el día de la caída del muro de Berlín) son conmovedoras. Everything She Touches Turns To Gold es un perfecto y melódico recuerdo de infancia, que se anticipa un poco en Things Have Changed When I Was A Girl.

TVP's son justificadamente de culto. Este disco es tan confuso como la soledad de los Beatles en el álbum blanco, tan rabioso como la impotencia de no poder ser Pete Townshend y romper guitarras en escena y tan twee como puede sonar la distorsión del post-punk con una voz vibrante.


Cuánto tiempo ha pasado desde "I Was A Mod..." Cómo pasa el tiempo. Y las cosas han cambiado desde que éramos niños. Pero la sensación de escuchar TVP's es la misma. Y cómo gusta.