01 enero 2008

The Zombies: Odessey and Oracle.

Termina el año. Comienza uno nuevo. Todo es cosa de contadores, de números, pero es inevitable, a veces, lidiar con el recuento de los últimos doce meses, que al final, sólo es medición del tiempo, cualquier cosa que eso signifique. Tiempo que, sobra decir, ya pasó, que no volverá. Que nos gastamos sin derecho a reclamaciones ni devoluciones ¿Ý cómo los hemos vivido?

El inicio de año también es tiempo de propósitos y todo eso. Yo rara vez los hago porque al parecer estar hechos para no cumplirse, pero ahora estoy decidido a que este sea un buen año. El pasado nos maltrató, hubo mucho lloriqueo innecesario y todo pareció quedar atascado. Así que, con la moda que he tomado de elegir un himno al día, para iniciar el año escogí This Will Be Our Year de los Zombies. Cursi. Qué más da.

Eso me hizo regresar por, tal vez un par de días, a "Odessey and Oracle" (1967), su indudable obra maestra. Qué gusto es escucharlo. Treina-y-cinco minutos de pura música infalible.

Ácido lisérgico en tazas de té, evocaciones bucólicas, Rolls Royce pintados de flores, armonías vocales inspiradas, pianos lunáticos, ropa colorida, melotrones, campos de fresas y lujuria por la vida. Los Zombies en 1967 eran tan grandes como los realmente grandes. Su final llegó ese año y su canto de cisne fue "Odessey and Oracle". Cuando fue lanzado, no fue tan sonado como el "Sgt. Pepper" pero vaya que el tiempo le ha hecho justicia. Para los recopiladores de fgreatest hits, el disco oncluye Time Of The Season, un tema clásico e imprescindible. Y, claro, mi himno, This Will Be Our Year. ¿Quién no se conmueve ante tales canciones? ¿Tú no? ¡Mientes!

Pero también están A Rose For Emily, que rompe corazones; Changes, lenta y casi religiosa; I Want Her She Wants Me, casi poppy y alegre; Beechwood Park, genial; Friends Of Mine, que tiene un ritmazo y unas armonías increíbles; Brief Candles, barroca, un coro inolvidable; Care Of Cell 44, con la que abre el disco, claustrofobia melódica muy del estilo del genial Rod Argent; Maybe After He's Gone, que bien podría ser otro himno personal (¿por qué siempre elijo canciones de nostalgia?); Butcher's Tale (Western Front 1914), un voladísimo viaje con melotrones y voces con eco ("Please let me go home") y Hung Up On A Dream, balada intensa con cuerdas que Michael Brown envidiaría. Aunque es un disco de verano, es mi disco de fin de año y de inicio de uno nuevo. Porque este será nuestro año. En realidad no sé si será así. Ya había dicho esto el año pasado y no se salió de lo normal. Como sea, un poco de optimismo y de tontería no harán mal.

Por lo pronto, This Will Be Our Year y nos veremos en el futuro. Nuestro año 7 fue muy distinto al año 7 de los 60, pero a ver qué nos depara el 8. La música importa y es lo que nos gusta, por eso estamos acá. ¡Feliz año a todos!

2 comentarios:

Esteban dijo...

Uno de mis discos favoritos!!

stereodeedee dijo...

uff de mis favoritos